20 de noviembre de 2007

Juego y teoría del duende

Extractos de la conferencia que dio García Lorca en Buenos Aires y Montevideo en el año 1933.
Federico García Lorca. “Poesía completa I”. Edit. Contemporánea. Barcelona. 2004.

JUEGO Y TEORÍA DEL DUENDE
Federico García Lorca
Buenos Aires 1933

…”Así pues, el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: "El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro,desde las plantas de los pies". Es decir no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; de viejísima cultura, y, a la vez, de creación en acto.”…

…”No. El duende de que hablo, oscuro y estremecido, es descendiente de aquel alegrísimo demonio de Sócrates, mármol y sal, que lo arañó indignado el día que tomó la cicuta, y del otro melancólico demonillo de Descartes, pequeño como una almendra verde, que, harto de círculos y líneas, salía por los canales para oír cantar a los grandes marineros borrosos.
Todo hombre, todo artista, llámese Nietzche o Cézanne, cada escala que sube en la torre de su perfección es a costa de la lucha que sostiene con su duende, no con su ángel, como se ha dicho, ni con su musa. Es preciso hacer una distinción, fundamental para la raíz de la obra.
El ángel que guía y regala como san Rafael, defiende y evita como san Miguel, anuncia y previene como san Gabriel. El ángel deslumbra, pero vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama su gracia, y el hombre sin ningún esfuerzo realiza su obra, o su simpatía o su danza. El ángel del camino de Damasco y el que entra por la rendija del balconcillo de Asís, o el que sigue los pasos de Enrique Susón, ordenan, y no hay modo de oponerse a sus luces, porque agitan sus alas de acero en el ambiente del predestinado.
La musa dicta y en algunas ocasiones sopla. Puede relativamente poco, porque está lejana y tan cansada (yo la he visto dos veces), que tuvieron que ponerle medio corazón de mármol. Los poetas de musa oyen voces y no saben dónde, pero son de la muso que los alienta y a veces se los merienda, como en el caso de Apollinaire gran poeta destruido por la horrible musa con que lo pintó el divino angélico Rousseau. La musa despiera la inteligencia, trae paisajes de columnas y falso sabor de laureles, y la inteligencia es muchas veces la enemiga de la poesía, porque limita demasiado, porque eleva al poeta en un trono de agudas aristas, y le hace olvidar que de pronto se lo pueden comer las hormigas, o le puede caer en la cabeza una gran langosta de arsénico, contra la cual no pueden las musas que viven en los monóculos o en la rosa de tibia laca del pequeño salón.
Ángel y musa vienen de afuera; el ángel da luces y la musa formas. (Hesíodo aprendió de ella). Pan de oro o pliegue de túnica, el poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, el duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre. Y rechazar el ángel, y dar un puntapié a la musa, y perder el miedo a la sonrisa de violetas que exhala la poesía del XVIII y el gran telescopio en cuyos cristales se duerme la musa, enferma de límites.
La verdadera lucha es con el duende.”…

…”Para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio. Sólo se sabe que quema la sangre como un trópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que se apoya en el dolor humano que no tiene consuelo, que hace que Goya, maestro en los grises, en los platas y en los rosas de la mejor pintura inglesa, pinte con las rodillas y los puños con horribles negros de betún; o desnuda a mossén Cinto Verdaguer en el frío de los Pirineos, o lleva a Jorge Manrique a esperar a la muerte en el páramo de Ocaña, o viste con un traje verde de saltimbanqui el cuerpo delicado de Rimbaud, o pone ojos de pez muerto al Conde de Lautréamont en la madrugada del boulevard.”…

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