9 de junio de 2007

Mirada Altiva 2

Que mal día camarada.
Que mal día sin razón.
Una estrella cayó del cielo,
sin producir ningún temblor.

Lo sacaron de la yunga,
lleno de muerte y de valor,
envuelto en ideales,
para una vida mejor.

Según dicen lo emboscaron,
y que lo engañaron también,
y que un camarada-amigo,
sin compasión su traidor.

Era todo su ser vivo
endeble como una flor.
Mas su corazón galopaba
como guerrero alazán,
por las yungas y las selvas,
con un hermoso ideal.

El aire puro le era esquivo,
y en su pecho se atascaba,
la rabia y la impotencia,
al ver la explotación.

Su mirada de halcón recorría,
la gran Latinoamérica en flor,
abonada con sudor del esclavo,
del imperialismo opresor.

En sus manos palpitaban
garras de puma en tensión,
y el gesto caballero,
de la compasión y el amor.

Miraste a la muerte de frente,
en los ojos de tu verdugo,
mas aún le recomendaste,
“Párese derecho y apunte bien,
va usted a matar a un hombre”.

En la foto de tu muerte
que tu grotesco enemigo tomó,
tus ojos abiertos al cielo,
señalan la inmensidad,
de tu fuerza y de tu ardor,
de lograr los ideales,
de la liberación.

Muchas poleras, muchas boinas,
muchos afiches también,
hoy hablan de tu honor.
Pero pocos son los hombres,
que se forjan en tu atanor.

Has quedado en la memoria,
del rebelde y del transgresor,
con tu mirada altiva y dura,
de glorioso militante,
mi querido Comandante
Ernesto Che Guevara.

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